Este cuadro representa el equilibrio que emerge tras la tormenta. Cada trazo y cada color narran la historia de un caos necesario, ese desorden que desarma pero que, a la vez, prepara el terreno para el renacer.
En su aparente confusión, el caos teje las lecciones que nos hacen fuertes, que nos moldean y nos elevan. Este momento, donde todo fluye a tu favor, no es casualidad: es la consecuencia de abrazar la incertidumbre y confiar en que, tras cada sombra, el orden siempre encuentra su camino.