Un juego de sombras y luces se despliega entre estos dos tonos, donde el rubí se encuentra con el carmín en una danza de intensidad y suavidad. Este degradado es una invitación a perderse entre la pasión contenida en cada capa, como un vino añejo que evoluciona y se transforma con el tiempo.
Cada transición, suave y vibrante, refleja la complejidad de las emociones humanas: la calma que precede al fuego, la serenidad que esconde la fuerza. "Entre rubí y carmín" es un viaje visual que celebra el color en su estado más puro, donde lo efímero se convierte en eterno.